Cuando me convertí en abuela hace nueve años, la gente me preguntaba: "¿Qué te parece ser abuela?" Mi respuesta típicamente era algo como, "¡Es genial! Todos los beneficios de tener hijos sin las responsabilidades." Rápidamente me di cuenta de que era una respuesta muy descuidada y desconsiderada. ¿Por qué? Porque Dios ha dado a los abuelos una enorme y gloriosa responsabilidad...
2 En parábolas abriré mi boca;
hablaré enigmas de la antigüedad,
3 que hemos oído y conocido,
y que nuestros padres nos han contado.
4 No lo ocultaremos a sus hijos,
sino que contaremos a la generación venidera (mis nietos) las alabanzas del Señor,
su poder y las maravillas que hizo.5 Porque Él estableció un testimonio en Jacob,
y puso una ley en Israel,
la cual ordenó a nuestros padres
que enseñaran a sus hijos;
6 para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer;
y estos se levantaran y lo contaran a sus hijos,
7 para que ellos pusieran su confianza en Dios,
y no se olvidaran de las obras de Dios,Sino que guardaran sus mandamientos: LBLA Salmo 78:2-7
Como abuelo, tengo una gran responsabilidad con mis propios nietos, y con la próxima generación. Debo proclamarles las gloriosas acciones del Señor y las maravillas que ha hecho. Deben escuchar las buenas noticias del evangelio de mis labios y ver el evangelio vivido en mi vida. ¡Esa es mi vocación, no importa la edad que tenga! Ya sea leyendo historias de la Biblia a mis nietos, orando con y por ellos, enseñando en la escuela dominical, siendo voluntaria en la guardería, siendo mentora de un adolescente... la lista de posibilidades sigue y sigue. Una abuela que conozco está haciendo devociones con sus nietos en el extranjero a través de Internet usando "Glorious God, Glorious Gospel". (Devocional escrito por Sally Michael y Jill Nelson solo en inglés)