La importancia de inculcar a los niños una visión elevada de Dios

La importancia de inculcar a los niños una visión elevada de Dios

Aún recuerdo haber leído el libro El Conocimiento del Dios Santo, de A. W. Tozer, cuando estaba en mi primer año de universidad. En el prefacio de ese libro, Tozer escribe "La visión de Dios que tienen los evangélicos hoy en día es tan baja, tan por debajo de la dignidad de Dios, que constituye una idolatría".

Qué importante es conocer bien a Dios. ¿Qué se necesita para que los niños vean cuán verdadera y cuán gloriosa, cuánta alegría produce la fe cristiana? ¿Qué producirá en la próxima generación la fidelidad, la fuerza de carácter, la voluntad de servir con sacrificio, la voluntad de ir a cualquier parte que el Señor quiera que vayan para ser testigos de Él? ¿Qué será necesario para que esto se produzca en ellos?

Hay muchas respuestas a esa pregunta. Pero hay una que es de suma importancia para que los niños crezcan y tengan una fe robusta y gozo en el Señor. 

Considere seis razones por las que debemos transmitir una visión elevada de Dios a la próxima generación:

Primero, es cierto.

¿No queremos que nuestros hijos crezcan y conozcan a Dios tal como es? ¿Y no presentar a Dios en términos apenas más elevados que los hombres? Queremos que vean Su majestad, Su gloria, Su independencia. No queremos que crezcan pensando “¡vaya, qué bien que Dios me tiene de Su lado!, porque sé que Él me necesita para hacer la obra que hay que hacer.

Queremos que se den cuenta desde sus primeros años de lo mucho que necesitan a Dios; pero, en cambio, de que Él no los necesita en absoluto. Oh, mi Dios, qué privilegio es el estar relacionado con este Dios que nos ama tan profundamente. Así que, en efecto, conocer a Dios correctamente, es conocerlo tanto como separado de nosotros, y a la vez cercano a nosotros. Y en ambos aspectos como trascendente en la gloria de Su santidad, Su Majestad, Su poder, Su dominio, Su soberanía. Y, sorprendentemente, reconocer Su amor y bondad y benevolencia y misericordia, Su perdón, Su ternura. Es cierto que Dios es grande y es cierto que Dios es majestuoso y misericordioso.

En segundo lugar, una visión elevada de Dios aumenta nuestra comprensión de Su amor, Su misericordia y Su gracia.

Mira lo que sucede cuando te acercas al amor de Dios sin entender la gloria y la grandeza de Dios. Cuando las palabras "Dios te ama" llegan a tus oídos, ¿qué piensas? Bueno, ¡por supuesto que me ama! ¿Acaso no valgo la pena? Quiero decir, ¿quién no amaría a una persona maravillosa como yo?

Vivimos en una cultura que está tan llena de un sentido de derecho que también lo llevamos a la fe cristiana. Empezamos a pensar que merecemos este amor de Dios del que oímos hablar. Creo que uno de los mayores problemas que tenemos en nuestras iglesias, en términos generales, es que tenemos esta prisa por la inmanencia divina. Nos apresuramos a hablar del amor de Dios, la gracia de Dios, la misericordia de Dios, el perdón de Dios; todo lo cual es verdadero, todo lo cual es glorioso. Pero, debido a que la gente típicamente no tiene una visión elevada de Dios, escuchan esas cosas y piensan en términos de derecho: Bueno, por supuesto.

Pero si te das cuenta de que Dios es santo, que es perfectamente puro en todos Sus caminos, entonces escuchas el amor de Dios de manera muy diferente. Lo escuchas de la manera en que Isaías debe haberlo entendido en Isaías 6, después de que vio la gloria de la santidad de Dios, Su majestad, Su poder, Su fuerza y Su pureza. Entonces pudo ver su propio pecado ante Dios como la base por la que Dios vino y le trajo el perdón, la gracia y la misericordia.

¡Qué diferencia hace eso! No se trata de una misericordia merecida, gracia merecida. (De hecho, eso es una contradicción. La gracia es un favor inmerecido.) Pero te quedas asombrado y te preguntas “si ese gran Dios consideraría como algo bueno y correcto el amar a gente como yo”.

Tercero, Promueve una profunda y auténtica humildad.

No queremos que nuestros hijos crezcan pensando en lo genial que soy. Queremos que nuestros hijos crezcan pensando: "¡Qué grande es Dios! Todos lo necesitamos mucho para poder entender lo pequeños que somos, lo débiles que somos, lo tontos que somos. Pero increíblemente, Dios en Su misericordia y gracia, a través de Su Hijo Jesús, nos ha traído a Aquel que es grande, que es sabio, que es conocedor, que es capaz de proporcionar todo lo que necesitamos de la infinita plenitud de Su bondad. Una verdadera humildad se basa en una elevada visión de Dios.

Cuarto, Fortalece la fe viva y vibrante.

Uno de los elementos más importantes de la fe es la confianza en que Dios es capaz. Nada podría frustrar Su poder. Nada podría impedirle lograr cualquier cosa que elija hacer. Esta gran visión de Dios que ve Su fuerza y Su poder, Su majestad soberana, es uno de los recursos que es absolutamente necesario para creer en Dios. Si no crees que Él puede hacerlo, vas a buscar en otra parte. Rápidamente tus ojos mirarán horizontalmente buscando ayuda en esta o aquella persona, este o aquel otro esquema. Lo que nos llevará a mirar hacia arriba es la convicción de que Dios es el único que puede hacer cualquier cosa que Él elija hacer.

Además de la certeza de que Dios puede lograr poderosamente lo que elige, la fe requiere saber que Él siempre elige lo mejor. Él sabe perfectamente lo que hay que hacer, y nadie puede igualar Su sabiduría.

El tercer ingrediente necesario para la fe en Dios es la confianza en que Él es por nosotros; que realmente ama y cuida de Su pueblo. La confianza en el poder de Dios, y la sabiduría de Dios, y el amor de Dios es necesaria para la fe. Así que, una visión elevada de Dios es absolutamente crítica para una fe viva y vibrante.

Quinto, Una visión elevada de Dios proporciona los recursos necesarios para los tiempos de sufrimiento y aflicción.

No sé qué hace la gente en tiempos de sufrimiento, ya sea en favor de ellos mismos o por amigos cercanos o miembros de la familia, si no tienen la confianza de que los caminos de Dios son los mejores, y que Él está trabajando a través del sufrimiento para lograr el bien que Él ha diseñado para que suceda. Eso es todo. He oído a mucha gente decir, "Cuando hables con alguien que está sufriendo, no hables de Romanos 8:28." Y mi respuesta es: "¿Por qué no?"

¿Por qué ocultarles una de las más gloriosas enseñanzas de la Biblia que tiene que ver con el fortalecimiento de la fe de los cristianos que sufren? Todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios. ¡Vaya!. ¿Puede hacer eso? Oh, sí. ¡Puede!

Una visión elevada de Dios nos permite creer que Dios está en nuestro sufrimiento para bien. Puede que no veamos todo lo que hace en esta vida, pero conocemos Su carácter. Sabemos que Él nunca fallará en el cumplimiento de cualquiera de los fines buenos que ha diseñado. Así que, de hecho, creemos en Dios en esos momentos porque sabemos quién es Él. Como dice la canción, "Cuando no podemos rastrear Su mano, confiamos en Su corazón".

En sexto lugar y finalmente, Provoca una genuina y continua adoración al Dios al que sólo pertenece toda la gloria.

Para entender por qué sólo Dios debe ser adorado, se requiere una visión elevada de quién es Dios. De lo contrario, nuestra tendencia es pensar que algo más allá afuera debería recibir nuestra adoración o, tal vez, yo debería recibirla.

Lo que sea que sea digno de ser adorado, es lo que debemos adorar. Todo lo que es verdaderamente honorable, debe ser honrado. Todo lo que es digno de alabanza debe ser alabado. La única manera de responder a la pregunta "¿Quién es el que merece la alabanza, que merece el honor, que merece la adoración?" correctamente, es sabiendo quién es Dios en verdad. Sólo Él es el único digno de ese honor, y gloria, y adoración. Y cuando sabemos quién es Dios correctamente, y lo adoramos, somos transformados.

Dios nos ha diseñado de tal manera que instintivamente, naturalmente, buscamos ser como lo que más apreciamos. ¿Sabías eso de ti mismo?  Mira lo que amas; adoras; atesoras. ¿Adivina qué estás mirando? Estás mirando un reflejo de lo que te estás convirtiendo. Dios quiere que lo veamos como eminentemente digno de nuestros más profundos afectos, nuestro amor genuino, nuestra más alta adoración. Al hacerlo, ¿qué nos pasa? Anhelamos asumir el carácter de Aquel a quien adoramos.

Que Dios nos ayude a ser instrumentos en Sus manos en la vida de la próxima generación, para verlos desarrollar una visión elevada de Dios; para que lo conozcan correctamente y entren en la alegría y la verdad de la fe cristiana; para que ellos a su vez puedan transmitirla a la siguiente generación.

 

Este artículo fue adaptado del mensaje que Bruce Ware expuso en el evento de lanzamiento de Truth78 en abril de 2018. Puedes ver el evento completo en inglés aquí.  

Sobre el autor: Por más de 30 años, el Dr. Bruce A. Ware ha enseñado teología en varios de las principales universidades y seminarios evangélicos. Desde 1998, Bruce ha servido en el Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, donde es el profesor de Teología Cristiana (T. Rupert and Lucille Coleman Professor of Christian Theology) y presidente del Departamento de Teología Cristiana. Bruce ha escrito numerosos libros, entre ellos su libro de teología para niños, Grandes Verdades para Pequeños Corazones: Enseñando y aprendiendo la grandeza de Dios, y más recientemente El Hombre Cristo Jesús: Reflexiones teológicas sobre la humanidad de Cristo. Ha sido presidente del Consejo para la Masculinidad y Feminidad Bíblicas, así como de la Sociedad Teológica Evangélica. Bruce y su esposa, Jodi, tienen dos hijas, Betania y Raquel, y tres nietos.

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